miércoles, 5 de diciembre de 2007

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

Educación y el Combate a La Pobreza.
Alejandrina German.
Publicado en el sitio web de Revista Dominicana.
www.redom.com
Enciclopedia Digital Encarta.
Edición 2003.
Entender y Combatir La Pobreza.
PovertyNet. (Información y Apoyo para el Estudio y el Alivio de la Pobreza)
Grupo del Banco Mundial.
www.worldbank.org/poverty/spanish.htm
Estrategias.
Misión en República Dominicana de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)
Informe 2002-2007.
La Pobreza y el Desarrollo Humano.
Maria Karina Cabrera, Vilmary Castillo, Kenia De La Cruz y Osvaldo Taveras.
Publicado en el sitio web Monografías.com
www.monografias.com
La Violencia y los Factores Socioeconómicos de Riesgo en La República Dominicana.
Edilberto Cabrál y Mayra Brea.
Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Sitio Web de Las Naciones Unidas.
www.un.org/spanish
Un Mundo sin Pobreza
Pagina web del Banco Mundial.
www.bancomundial.org
Plan Contra La Pobreza del Banco Mundial.
Fernando Ferran
Publicado en el Periódico El Caribe.

La pobreza tiene varias dimensiones

La pobreza tiene varias dimensiones que cambian dependiendo del lugar y el tiempo y se ha descrito de varias formas. Generalmente la pobreza es una situación de la que uno se quiere escapar. Por lo tanto la pobreza es una llamada a la acción, tanto para los pobres como para los ricos, la pobreza es un clamor a cambiar el mundo para que más ciudadanos tengan suficientes alimentos, cobijo, educación y salud, protección a la violencia y voz en sus comunidades.
La pobreza abiertamente trae como resultado un sin numero de factores incidentes en la misma, ya que hunden sigilosamente a las naciones que padecen de ella. Para las naciones desarrolladas los resultados de la pobreza son más difíciles de combatir que los mismos factores que la provocan.
Los resultados de la pobreza son la consecuencia de la mala aplicación y administración de los planes de lucha contra los factores que inciden en la pobreza, y a su vez es el grito de reclamo de quienes la padecen. Son simple y llanamente las formas de vidas adoptadas y las formas de cómo subsistir en medio de la pobreza.
La pobreza humana ha degradado la vida humana durante siglos, pero uno de los logros más notables del siglo XX es su gran reducción: La Pobreza se ha reducido más rápidamente en los últimos 50 años que en los últimos 50 decenios.
A fines del siglo XX el número de personas con privaciones en otros aspectos de la vida oscilará entre mil y dos mil millones, en comparación con dos mil a tres mil millones que eran hace un decenio. En los años 50 y 60 Asia se estancaba mientras América Latina, Europa Oriental y los países ricos.
Los procesos de democratización, descentralización y las reformas económicas de libre mercado han sentado las bases de un nuevo ejemplo en la reducción de la pobreza, dando un rol más amplio a los gobiernos locales, el sector privado y las ONG, individualmente y/o como socios.

Liberalización del comercio y desregulación interna.

La República Dominicana aún tiene las tasas de protección más altas de la región, cobrando impuestos a los consumidores pobres y asfixiando las exportaciones que no están protegidas. Los precios internos se mantienen severamente distorsionados por el comportamiento discrecional de la administración de aduanas y por las barreras no arancelarias en el comercio. Se deben reducir estas distorsiones, para proporcionar un marco de incentivos encaminados a un crecimiento eficiente. Hasta la fecha, el Congreso no ha aprobado una ley en que se pide una reducción arancelaria generalizada a un 10% uniforme y aún debe aprobar un Acuerdo de Libre Comercio firmado en 1998 con los países de América Central. Administración fiscal.
El gobierno debe proseguir sus programas para:
a. Mejorar la asignación presupuestaria y los procedimientos de gestión presupuestaria,
b. Implementar una reforma tributaria consecuente con un programa de liberalización del comercio y
c. Mejorar las regulaciones prudenciales en el sector bancario mediante el fortalecimiento permanente de la Superintendencia de Bancos.
Traspaso de activos fiscales.
La privatización y el traspaso de los activos fiscales del sector azucarero se completó con éxito, al igual que la privatización de la generación y distribución eléctrica, aunque han surgido diferencias al respecto. La privatización del agua y los puertos son dos puntos importantes que están pendientes en la agenda.
Calidad y eficiencia de los gastos del gobierno. La administración de los recursos públicos está bastante centralizada y la mayor parte de los recursos aún se administra directamente desde la Presidencia. A pesar de la creciente atención hacia los temas del desarrollo humano (por ejemplo, el gobierno ha prometido seguir adelante con la descentralización del sistema de salud pública), todavía están pendientes importantes reformas institucionales para aumentar la participación de la comunidad y los beneficiarios locales en la prestación de los servicios, incluida la educación primaria y secundaria.
Protección ambiental.
Se deben consolidar y expandir los esfuerzos de protección ambiental; especialmente, para abordar los problemas de la deforestación, el tratamiento de desechos y el impacto del turismo.

SUCESOS ECONOMICOS RELACIONADOS CON LA POBREZA

Después del proceso de ajuste iniciado a principios de los años noventa, las perspectivas de crecimiento económico para la República Dominicana siguen siendo vigorosas. Desde 1992, el crecimiento económico promedio anual ha sido superior al 6% y durante los últimos tres años ha superado el 8%.
Esto significa que la economía dominicana es la de más rápido crecimiento en América Latina.
Las Zonas de Libre Comercio (FTZ por sus siglas in ingles) industrial y los sectores del turismo, telecomunicaciones y construcción han sido las principales fuentes de crecimiento, como se indico anteriormente, con tasas mayores al 10% anual.
Las Zonas de Libre Comercio y el turismo se han desarrollado en forma aislada con respecto al entorno comercial general del país: la legislación ha protegido los derechos de los inversionistas extranjeros, una estructura tributaria especial ha proporcionado un escenario equitativo para los nuevos participantes locales y extranjeros en la industria, y un ambiente competitivo ha favorecido la innovación. En cambio, la industria y la agricultura tradicionales han seguido funcionando dentro de un marco de fuerte intervención del Estado y mínima competencia, lo que genera pocos incentivos para mejorar la eficiencia de los monopolios estatales en sectores decisivos como el del petróleo y la electricidad (recién privatizada). En el aspecto externo, el aumento del déficit de la balanza comercial ha sido compensado en gran medida por las utilidades del turismo, que ahora superan los US$4 mil millones al año, y por el crecimiento en las Zonas de Libre Comercio, que albergan a más de 400 compañías, emplean a 200,000 personas y tienen exportaciones anuales netas por casi US$1,000 millones.
En 1999, la inversión extranjera directa creció más del 90% (a US$1,35 millones) y el déficit en cuenta corriente alcanzó el 3,0% del PIB. En el aspecto fiscal, el déficit del gobierno central para el año 1999 fue del 0,4% del PIB. La fuerte tasa de crecimiento de los ingresos fiscales se ha consolidado aproximadamente en el 12,5%. La inversión pública más alta, que en los últimos dos años ha aumentado en un 30% anual, se ha financiado con la deuda interna de los bancos comerciales.A pesar de los progresos en la administración macroeconómica, los indicadores sociales se mantienen flojos. Más del 25% de los dominicanos vive bajo la línea de pobreza y gran parte de este porcentaje reside en las áreas rurales. Después de años de gasto mal distribuido, los indicadores sociales se han mantenido bajos en comparación con países que se encuentran en similares etapas de desarrollo. La prestación de servicios sigue siendo una tarea difícil debido al exceso de centralización que ha caracterizado al estado desde la era de Trujillo y Balaguer.

LOS SERVICIOS DOMINICANOS DE SALUD Y LA POBREZA

La evidencia internacional refleja una relación positiva entre las condiciones de salud de una población y el crecimiento económico per cápita. Si se toma en cuenta que el crecimiento del ingreso es una de las condiciones necesarias para la reducción de la pobreza y que el crecimiento facilita mayores recursos para mejorar las condiciones de salud, se puede decir que existe un círculo virtuoso en el que salud y crecimiento se refuerzan mutuamente. La salud favorece otras variables, como la productividad de la mano de obra, la asistencia escolar y la asimilación de conocimientos.
La inversión en salud se debe considerar como parte de la estrategia para aliviar la pobreza, ya que las personas más propensas a enfermarse son las más pobres, y por tanto las mayores beneficiarias de dicha inversión. Al crecer las expectativas de vida, dichas personas muestran una mayor inclinación a invertir en educación, lo que puede llevar a una menor fertilidad y mayores tasas de crecimiento económico.
Los indicadores de salud en la República Dominicana han mejorado notablemente en los últimos decenios. Esto se ha reflejado en un alza en la esperanza de vida de la población, que pasó de 46 años en 1950-1955 a 71en 1995-2000. La tasa de mortalidad ha caído en todos los grupos de edad por el mejoramiento de las condiciones de vida.
Pese a la mejora sanitaria, persiste un cuadro de mortalidad y morbilidad relacionado con la falta de atención preventiva en salud. El país se encuentra entre los de menor ritmo de reducción de la mortalidad infantil. El bajo peso al nacer es una de las causas de muerte, factor que podría atenuarse si se da mayor atención y educación sobre nutrición a las madres.
En los ámbitos rurales y urbanos periféricos el deterioro nutricional es casi el doble.
La cantidad de recursos públicos asignados a la salud pasó de 1.2% del PIB en 1991-1995 a 1.5% en 1998 (8.2% y 9% del gasto público, respectivamente), lo que refleja el escaso incremento de los últimos años. Dicho gasto está por debajo del promedio de los países de la región. Además, el sector no está conformado para mejorar la vida de los pobres.
En el sistema de salud participan el sector público y privado con una gran descoordinación entre las instituciones. No obstante, el sector privado provee una gama más completa de servicios ambulatorios, de diagnóstico, hospitalización, etcétera.
La legislación de salud es anticuada y el Código de Salud (de los años cuarenta) es muy centralista.
Los recursos públicos se asignan sin establecer prioridades. La adquisición pública de medicamentos es ineficiente, los proveedores privados no están regulados y son libres de fijar los precios, lo que dificulta la importación. La gestión está muy centralizada. La Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS) tiene débiles mecanismos de decisión, financiamiento y capacidad reguladora.
La ineficiencia de su estructura y sistema de información (sobre recursos humanos y físicos, y gastos) ha ocasionado que un número alto de clínicas y centros de salud esté subutilizado por su deterioro físico, escasez de insumos, deficiencias en el personal y baja calidad del servicio.
La falta de coordinación y complementariedad entre los servicios de atención primaria y los hospitalarios es alarmante. La atención médica privada también tiene baja calidad. Se trata de un país desasistido.
El bajo nivel de recursos públicos asignados a la salud se acentúa por sesgos en el gasto. Aunque los pobres utilizan menos los servicios médicos, se benefician más del gasto en salud y dependen más del sector público (esto refleja la mayor dependencia de los no pobres de la salud privada). Aunque la SESPAS es el mayor proveedor sanitario de los pobres, éstos también utilizan los servicios privados (un tercio de los pobres prefiere pagar a usar el sistema público, lo que demuestra la mala calidad de éste).
El gasto público dirigido a los servicios preventivos y primarios es claramente inferior al destinado a los cuidados terciarios (hospitales). Un cambio en esta distribución de fondos públicos podría tener fuertes efectos en la situación de los pobres. El gasto total (público y privado) es regresivo ya que los grupos de menores ingresos gastan un porcentaje más bajo de su ingreso que los grupos más ricos. Dada la baja calidad de los servicios públicos, esas disparidades añaden ineficacias al sistema.
La teoría económica sugiere que para lograr la redistribución del ingreso, el Estado debe subsidiar los bienes o servicios que los pobres consumen relativamente más. Lo adecuado sería utilizar un buen mecanismo de focalización para que el subsidio sanitario llegue a quien lo necesite. Aunque la salud es uno de los derechos fundamentales, no es igual de accesible para todos. Una gran parte de los pobres, los más propensos a enfermarse, no puede obtener servicios de salud por sus propios medios, por lo que sus posibilidades de ingreso y ascenso social se ven limitadas.
Se puede afirmar que la inversión en la salud de los pobres es una estrategia económicamente eficiente y políticamente aceptable para reducir la pobreza y aliviar sus consecuencias, ya que aumenta la capacidad de producir ingresos y recibir conocimientos, lo que abre puertas para salir de la pobreza.
La República Dominicana atraviesa por un importante proceso de transición tanto política como económica y el resultado de las elecciones presidenciales de mayo del 2000 es un reflejo de la creciente madurez democrática de este país.
El liderazgo político tradicional que guió al país después del inicio de la democracia a principios de los años sesenta está siendo reemplazado, como indicamos anteriormente, por una generación de líderes, que busca una proyecto económico viable que incluya la competencia global, la responsabilidad del sector público y la descentralización.
Mientras esto sucede, el país experimenta una de las tasas de crecimiento económico más altas de América Latina, gracias a la permanente estabilidad macroeconómica y a un desplazamiento gradual hacia la participación del sector privado. Todos los indicadores de pobreza han mejorado de forma similar.
Sin embargo, a pesar del fuerte crecimiento y al igual en otros países latinoamericanos, se mantiene una distribución bastante desigual del ingreso y alrededor del 25% de la población dominicana vive en la pobreza. Los persistentes bastiones de pobreza (concentrados principalmente en barrios pobres rurales y urbanos y en zonas fronterizas con Haití), con tasas de analfabetismo y mortalidad infantil que superan el promedio nacional, apuntan a la necesidad cada vez mayor de una fuerte intervención pública en los sectores sociales.

INEFICIENCIAS Y DESIGUALDADES EN LA OFERTA DE EDUCACIÓN

El papel estratégico que juega la educación en el combate a la pobreza, es un concepto de aceptación generalizada. Por esa razón, cuando se formulo el Plan Decenal de Educación en 1992, se incluyeron como prioridades una serie de acciones trascendentes para mejorar el sector, entre ellos planes dirigidos a la formación y capacitación de maestros y para mejorar sus condiciones de vida, así como para garantizar la distribución del desayuno escolar y la entrega gratuita de libros de textos.
Estos programas partían de la necesidad urgente de elevar la calidad de la educación para elevar la calidad de vida de la gente.
Los efectos favorables de la educación en el desarrollo humano están ampliamente demostrados y se traducen en mayor crecimiento económico, mejor capacidad de adaptación del trabajador ante mercados laborales en constante evolución, reducción de la pobreza, tasas de fecundidad más bajas y mejoras de la salud materna e infantil y de los niveles nutricionales.
Ello apunta a que se pueden aprovechar las oportunidades que ofrece el crecimiento y así impulsar el proceso de desarrollo humano.
Se puede hablar del surgimiento de un círculo virtuoso: el incremento de la demanda de trabajo y de su remuneración provoca el crecimiento e incentiva a las personas a mejorar sus habilidades y las de sus descendientes por medio de una mayor educación; la inversión en educación otorga a los individuos la posibilidad de mejorar sus cualidades al aumentar la competitividad de la economía. Respecto a la reducción de la la pobreza, la educación confiere aptitudes y conocimientos que aumentan la posibilidad de los pobres de acceder a nuevos empleos; de ese modo se entra en otro círculo virtuoso que empieza por los nuevos ingresos que permiten a sus sucesores salir de la situación de pobreza.
Por el contrario, la situación educacional de la República Dominicana presenta notables ineficiencias. Aunque la tasa de analfabetismo se ha reducido desde 1980, tiene un alto índice en el ámbito latinoamericano.
En los jóvenes de 15 a 24 años era de 8% en 1998, casi el doble que el de la región (4.3%), y en las personas adultas de 18.8% y 10.9%, respectivamente. Esta tasa se acentúa aún más en la población pobre (27.4%), las áreas rurales (27.1%) y la población haitiana (64.6%).
A estos datos hay que añadir el elevado atraso escolar, motivado por las altas tasas de repetición del sistema escolar público, así como las muy bajas escalas de cobertura de las educaciones preprimaria y secundaria respecto a la población en dichas edades.
Pese a que en el último decenio se han aumentado los recursos públicos en educación (de 1.5% del PIB en 1991-1995 a cerca de 2.5% en 1998), el país tiene uno de los niveles más bajos de América Latina.
Respecto al gasto educativo como porcentaje del gasto público social, ha pasado de 27.4% en 1991-1995 a cerca de 40% en 1998. A este escaso gasto se suma una distribución inequitativa, si bien el gasto educativo público es progresivo, lo que beneficia a los más pobres en términos absolutos (también en los casos concretos de preescolar y primaria): los pobres (31% de la población en edad escolar de 5-24 años) reciben 35% del gasto público educativo.
No obstante, el gasto público en educación secundaria es regresivo en términos absolutos (sólo 23% del gasto público va dirigido a los pobres, 31% de la población en edad escolar).
En este ciclo educativo, el gasto público al principio aumenta con el quinto estrato de ingresos para después disminuir, lo que forma una U invertida. Esto se explica por la tendencia de que los matriculados en secundaria sean más según aumenta el quinto estrato de ingresos y porque los alumnos de los más altos tienen una mayor probabilidad de estar inscritos en escuelas privadas. Mientras que el porcentaje de inscritos en la secundaria pública no tiene una tendencia marcada, en la privada aumenta de modo constante con el quinto de ingresos.
Los subsidios para los universitarios son en extremo regresivos. Casi 40% de las ayudas las recibe el quinto estrato más alto de la población, y los quintos 4 y 5 reciben 68% de gasto público. La composición del gasto público en educación es inadecuada para la reducción de la pobreza. Cerca de 13% del gasto público en educación se destina a la superior, lo que no beneficia a los pobres, y la proporción de recursos asignados a la secundaria es baja e inferior a la cantidad asignada a la universitaria. Además, en los últimos años el gasto público en educación secundaria ha descendido, mientras que el de educación superior o administración central ha subido. Esto tiene un efecto negativo en los pobres, cuyo acceso a la universidad es muy difícil (cerca de 92% de los universitarios no son pobres y 47% de éstos proviene del quinto estrato de la población más rico).
Según el indice de Gini, en la República Dominicana el gasto educativo favorece proporcionalmente menos a los sectores más necesitados según se eleva el nivel educativo. En preprimaria y primaria el gasto público es progresivo, lo que favorece a los más pobres; en la secundaria es neutral, mientras que en la enseñanza universitaria es marcadamente regresivo.
No obstante, de 1991 a 1996 los patrones educativos se han vuelto más progresivos, salvo el universitario, que ha acentuado su regresividad.
En definitiva, determinadas ineficiencias funcionales en el manejo de la educación han imposibilitado mejorar la situación educacional de los pobres.

EDUCACIÓN SALUD Y POBREZA

Se deben identificar los principales aspectos sociales que explican por qué existe ineficiencia en el ciclo económico de la República Dominicana, es decir, por qué el elevado crecimiento económico de los años noventa no va acompañado de mejoras significativas en los índices de desarrollo social, medidos en términos de reducción de la pobreza, mejora de la distribución de la riqueza, generación de empleo e ingreso y acceso a servicios sociales básicos.
Para ello, se analizan las dos variables sociales incluidas en el índice de desarrollo humano: educación y salud, y se revisan las ineficiencias e desigualdades del sistema público.
El gasto público en educación y salud, que debería beneficiar principalmente a los más pobres, está por debajo del promedio de la región Latinoamericana.
Sin embargo, el destinado a vivienda (que en gran medida beneficia a la clase media) e infraestructura básica es casi dos veces más alto que el de la zona.