miércoles, 5 de diciembre de 2007

MEDIDAS PARA REDUCIR LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

· El bienestar social debe basarse en el logro de dos objetivos: crecimiento e igualdad.
· Las políticas económica y social deben aplicarse conjuntamente con objeto de crear una sociedad igualitaria;
· Los formuladores de política deben pensar no solamente en políticas y programas sociales para los sectores más pobres, sino también (lo que es aún más importante) en políticas y programas sociales elaborados con la participación y el aporte de los más pobres.
· Es más económico promover programas sociales dirigidos hacia cierta área geográfica que hacia un grupo poblacional específico.
· Las prácticas éticas y de anticorrupción son críticas para construir un gobierno sólido y transparente.
· La lucha contra la pobreza debe incluir la lucha contra la asignación incorrecta de los escasos recursos públicos.
Las inversiones sociales deben tener como objetivo satisfacer las demandas sociales, es decir, el conjunto de necesidades básicas definidas según los criterios de los más pobres.
Se necesita una mejor coordinación institucional entre los organismos públicos y privados que luchan contra la pobreza. El Estado debe estimular las inversiones privadas para generar puestos de trabajo en las áreas más pobres, con el fin de crear bienestar para todos; y la falta de información significa que no todos los más pobres tienen acceso a los programas sociales, por lo que los gobiernos y las organizaciones sin fines lucrativos deben invertir en la difusión de oportunidades de bienestar.
OBJETIVOS PARA EL SIGLO XXI
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza ha sido observado cada año, a partir de 1993, el 17 de Octubre, desde su declaración por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 47/196, con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
En la Cumbre del Milenio, los jefes de estado y de gobierno, se comprometieron a reducir a la mitad, hasta el año 2015, el porcentaje de las personas que viven en la indigencia cuyos ingresos sean inferiores a US$1 por día.
Actualmente, el índice de la reducción de la pobreza no ha logrado alcanzar un tercio de las metas establecidas.
De acuerdo con la declaración, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los Naciones Unidas y el Banco Mundial han ideado un sistema comprensivo de ocho metas, 18 objetivos y más de 40 indicadores para determinar el progreso.
Las ocho metas son:
· Erradicar la extrema pobreza y el hambre.
· Lograr una educación primaria universal.
· Promover la igualdad de las mujeres y empoderarlas.
· Reducir la mortalidad infantil.
· Mejorar la salud materna.
· Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades.
· Asegurar la sostenibilidad ambiental.
· Forjar una colaboración mundial para el desarrollo.
Estos objetivos son expresados en términos globales pero tienen que ser seguidos por cada país. Alcanzar estas metas requerirá construir gobiernos efectivos y democráticos, proteger los derechos humanos y respetar las leyes. El Banco Mundial vigilará sistemáticamente el progreso realizado hacia el cumplimiento de estos objetivos en los países a los que ayuda.
SOBRE LA POBREZA MUNDIAL
La globalización del comercio y el aumento del flujo de capitales que ha caracterizado al mundo en los últimos años, si bien han venido acompañados de un crecimiento económico sin precedentes como se ha señalado antes, han profundizado la brecha entre las naciones ricas y pobres.
Las nuevas tecnologías han traído una creciente concentración del poder financiero y económico que ha expuesto a las naciones a una extrema vulnerabilidad ante las crisis económicas y financieras.
Si bien éstas han aumentado la productividad y creado nuevos tipos de trabajo, no han permitido distribuir las ganancias de manera equitativa y al mismo tiempo, han determinado la desaparición de una gran cantidad de puestos de trabajo.
La globalización ha incrementado el poder e influencia de las corporaciones multinacionales y de los especuladores y manipuladores de los mercados de divisas, a expensas de los gobiernos nacionales.
En las últimas décadas, el 5% más pobre de la población mundial perdió más de la cuarta parte de su poder adquisitivo, mientras que el 5% más alto de esa población, aumentó su ingreso real en un 12%. El ingreso nacional per cápita de los veinte países más ricos del mundo es 37 veces mayor que el de los 20 más pobres, una brecha que se ha duplicado en los últimos 40 años. Aun a pesar del gran crecimiento económico registrado en un periodo similar como se indica anteriormente.
Los Estados nacionales son los llamados a asegurar que la globalización redunde en interés de toda la comunidad mundial y no solamente de los intereses del gran capital de las multinacionales.
Una de las medidas más importantes que debe adoptarse para ayudar a los gobiernos en todo el mundo a combatir la pobreza, es la de adecuar las estructuras de una serie de organismos multilaterales como son el FMI, el Banco Mundial y la OMC, a los requerimientos de las realidades de los países más pobres.
Los papeles del FMI y del Banco Mundial se han confundido debido a la práctica de imponer una condicionalidad cruzada como requisito del uso de sus facilidades crediticias. Los programas de créditos deben de ser flexibilizados y reorientarse más hacia los proyectos en las áreas sociales, que elevan la educación, la salud y al combate a la pobreza.
Otra medida de gran importancia es que los gobiernos nacionales adopten planes de estabilización socioeconómica que utilicen instrumentos de política económica que no profundicen las desigualdades sociales y la pobreza. En particular, los gobiernos deben utilizar instrumentos que contrarresten la tributación regresiva, la volatilidad de los mercados de divisas y los movimientos especulativos de capitales y sus repercusiones sobre las tasas de interés. Además, deben procurar que los programas de estabilización de las economías afecten lo menos posible los gastos en obras de infraestructuras prioritarias y en áreas tales como sanidad, educación, nutrición y vivienda.

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